Microrrelato. Falacias apropiadas

Autor: Samuel Papí Gálvez

«¡Escuchad bien! Porque lo que voy a decir no lo pienso repetir.

La vida no va de competir, no va de demostrar, ni de sobrevivir, ni siquiera de desarrollar. ¡Nadie le debe nada a nadie! La vida simplemente va de vivir y cada uno de nosotros puede utilizar su tiempo como estime oportuno.

Equivocadamente, creíamos que todo tenía un sentido, un progreso acorde a nuestro modelo de vida y a los objetivos dentro de una misma perspectiva, un tren de pensamiento que aún siendo equivocado o no, se debía defender a capa y espada, sin ser cuestionado. Si cualquier persona no entraba en los cánones establecidos, se le criticaba, se le apartaba y hasta se le negaba el derecho elemental de ser escuchada.

“Aplausos al grito de: ¡Libertad de pensamiento!”

En el pasado, nos equivocamos. Nuestra sociedad, cultura e incluso pensamientos, estaban condicionados por unos valores obsoletos, una auténtica locura que nos llevó al colapso y casi a la extinción. El odio, la culpa y la mentira eran los pilares de la antigua civilización, unos que nunca debieron existir, pero que no dejaremos en el olvido para aprender de las equivocaciones cometidas en su nombre.

Después de contaminar todos nuestros océanos, de quedarnos sin recursos y de expoliar hasta las raíces de los antiguos bosques, nos asustamos. El miedo atrae a la ira, la ira al conflicto y el conflicto a la muerte.

“Abucheos y silbidos al grito de: ¡No al miedo! ¡Fuera a la ira! ¡Muerte solo al conflicto!”

No puedo prometer que no tengáis resentimiento, tantos siglos separados por fronteras psicológicas tardarán en sanar, sin embargo, os garantizo algo…, ¡de ahora en adelante, comenzamos de nuevo! No habrá más masacres, ni más guerras, ni más daños a nuestro entorno, al menos dentro de nuestro pequeño planeta azul. Un hogar al que llamamos Tierra y que es, por derecho de nacimiento, de todos los seres que lo habitan.

¡Hoy es un gran día! Hemos demostrado que las sociedades por muy dispares que parezcan, por muchas brechas antiguas que contengan y por mucho odio que se tengan, pueden trabajar para construir puentes de conjunción.

Mabarbil, megaciudad reconstruida a partir de los cimientos de las ciudades correspondientes a Madrid, Barcelona y Bilbao, es la muestra de que hoy nos embarcamos en una nueva era para toda la humanidad. ¡La era de la unificación!

“Aplausos, euforia y halagos al grito de: ¡Mabarbil, Mabarbil, Mabarbil!”

Gracias a todos por hacerlo posible.

El futuro utópico que hemos perseguido desde los albores de la sociedad es ahora».

Discurso con mayor audiencia en la historia de las emisiones por medios sin retroalimentación, transmitido por una desconocida con seudónimo “I. Nievaurora” en la última inauguración de una megaciudad sostenible.

Publicado por SamuelPG

Bienaventurados los curiosos. Curiosidad..., la fuerza invisible de todo ser consciente.

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