Autor: Samuel Papí Gálvez
A las afueras del Sistema Solar, orbitando el planeta Neptuno, hay formidables cazadores que trabajan cada día para desinfectar las cloacas del mayor reciclador construido por la humanidad, el Planetary Trash. ¿Es primordial un lugar así? ¿Valoramos las condiciones de vida de los externos? ¿La salud de todo el Sistema realmente está en juego?
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— Cariño, llevo tres más que tú.
— ¿Qué me quieres decir con eso? Estamos en esta porquería de estación, hecha literalmente de basura, con la infección de cucarachas espaciales más grande jamás vista. ¡Tómalo en serio!
— No se considera una estación espacial, más bien un satélite de desechos.
— ¡Lo que sea, aun así deja de contar bichos muertos! No tiene sentido.
— Eres tú quien comenzó. Estás perdiendo y punto.
— Yo no hice tal cosa.
— Sé que eres demasiado orgulloso para reconocer la derrota.
— A mi criterio tus últimas dos muertes no cuentan, las alcancé yo primero, y en otras dos ocasiones hice una carambola, debería valer por dos.
— ¡Silencio!
— ¿Qué ocurre?
— ¿No ves nada en el visor de infrarrojos, señor batidor? El amplificador de sonido me marca gran movimiento en esa dirección. Algo muy grande se acerca.
Interrumpimos la conexión para informar de que el Planetary Trash está siendo atacado por un bicho gigante de sangre caliente. Muchos niños y ancianos están siendo asesinados en las zonas residenciales. ¡Cualquier ayuda será de utilidad! ¡Todo cazador, cazarrecompensas, Merchon, criminal o adulto disponible que quiera luchar será bienvenido! ¡Os necesitamos!
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— No hay nada raro. Solamente veo el calor de un generador de fusión.
— Déjame ver… ¡Salgamos de aquí, ya!
— ¿Por qué?
— Ahí debería estar el veinteavo vertedero interior. No hay generadores en esta zona.
— ¿Y esa mancha roja? Los insectos no pueden producir calor corporal.
— ¡Nos vamos! ¡Ya!
— Me parece una exageración.
— ¡Kun Yamauchi!, mi instinto me avisa de que corremos peligro.
— ¡Está bien! Me fio de tu instinto, suele acertar. Recogemos las cosas y salimos de aquí.
— Mi…, mira eso.
— ¡¿Cómo es posible?! ¿Son unas patas enormes?
— ¡Corre todo lo que puedas, por nuestra hija!
¡Últimas noticias! Después de una dura batalla, la abominación se precipitó al espacio, siendo atraída por la gravedad de Neptuno. No podemos confirmar su muerte, pero los expertos aseguran que cualquier ser biológico conocido no podría sobrevivir. ¿Por qué ha crecido un ser así? ¿Negligencia por contaminación radiactiva? ¿Se buscarán responsables?
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