Microrrelato. Lágrimas sangrientas

Autor: Samuel Papí Gálvez

«Último minuto… ¡Vamos, yo puedo! Treinta segundos… ¡Joder, me fallan los músculos! Diez, nueve, ocho… Es imposible. Tres, dos, uno… ¡Tiempo!»

– Nada mal, has estado a punto de terminar el Wod.

– ¿Nada mal? Fanfarronerías. ¡Me cago en todo!

– ¡Esa boca!

– Me da mucha rabia. Esos terrícolas lo logran en pocas semanas.

– No creas, es duro incluso para ellos.

– Me está costando meses terminar este entrenamiento sacado de los confines del universo observable.

-Veinte sentadillas, diez flexiones y cinco dominadas en un minuto, durante treinta minutos. Es tan sencillo de decir como complicado de realizar.

– ¡Malditos insectos! Si tan solo pudiera quitarme esta armadura magnética.

– Ya deberías saber que los nacidos en la tierra soportan una gravedad casi tres veces superior a la nuestra. Debemos equipararnos a sus condiciones.

– No lo entiendo. ¿Acaso nos parecemos en algo a ellos? ¡Somos mejores en todo! ¿Para qué imitar sus ridículos entrenamientos? No los necesitamos, podemos inyectarnos nanobots, o mejorar las exoarmaduras.

– La genética natural siempre es una ventaja. Además, todos los marcianos tenemos en nuestro ADN los parámetros necesarios para desarrollar los tejidos musculares. Simplemente necesitamos nutrir al cuerpo y simular las condiciones terrestres para aumentar su masa.

– ¡Claro, para ti es fácil decirlo, señor mestizo!

– ¡Jhonson! ¡Ya basta!

«El guantazo resonó hasta en las profundidades del cráter Hellas. Nunca lo había visto tan enfadado. ¿Qué es este sentimiento? Me paraliza».

– Discúlpame, no debí golpearte.

– Padre…, tienes razón. Debo esforzarme más.

– ¡No! Ahora mismo hablas por miedo. Lo siento por mis actos, puede que me doliera más a mi que a ti, pero debes entender que no podremos liberarnos del yugo terrícola sin ser fuertes; tanto de cuerpo, cómo de mente. Debes trabajar también el autocontrol. ¡Superarme!

– Lo entiendo. ¡Hay que ganar! Solamente debemos esperar el momento oportuno.

– ¡Otra vez equivocado! Hay que vencer sin llegar al conflicto. En el siglo IV a. C. un enigmático filósofo y general llamado Sun tzu citaba: “Un centenar de victorias conseguidas en un centenar de batallas no constituye gran habilidad. Someter al ejército enemigo sin necesidad de pelar, esa es la mayor habilidad”. Debemos tener cerca a nuestros aliados, pero todavía más a nuestros enemigos, llegar a ser parte de ellos.

– ¡Los odio a todos! ¿Por qué nos hacen esto?

– Porque pueden, y no los odies, ámalos.

– ¿Amarlos?

– ¡Exacto! Observa la insignia del pecho y dime que sientes.

«Al mirar hacia abajo vi el típico estampado con la insignia del sector marciano: Un dragón metálico rojo formando la letra “M”. Siempre me llamó la atención que si observas durante suficiente tiempo el dorso de la criatura, parece un cohete». – Siento orgullo, sacrificio, dolor y apego por todos los marcianos del sector, vivos o muertos.

– Pues hasta que no sientas lo mismo por todos, no seremos dignos de gobernar el Sistema.

– ¡Entendido! Me esforzaré para ser digno. ¿Puedo repetir el entrenamiento?

– Por supuesto. Cuando pierdas todas las fuerzas, recuerda canalizar todo el odio, la ira y la rabia hacia tu cuerpo, de ese modo sobrepasarás tus límites. Asistencia; repetir ejercicio.

El Wod de CrossFit número trece dará comienzo en tres, dos, uno…

– ¡Adelante Elon! Confío en ti, hijo mío.

Publicado por SamuelPG

Bienaventurados los curiosos. Curiosidad..., la fuerza invisible de todo ser consciente.

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